Londres, 1890. Después de verse sometida a la estricta voluntad de su familia y de descubrir la extraña desaparición de su amado Thomas, la joven Emily Watson emprenderá un viaje hacia Japón para encargarse de la fábrica de seda y las plantaciones de té que su familia posee en una villa cercana a Tokio.
Emily conocerá la realidad de un pueblo que ha permanecido cerrado al mundo durante siglos, y deberá introducirse en la magia y el misticismo de una tierra remota en la que la tradición feudal y el progreso van de la mano. Un delicado paisaje muy alejado de su Inglaterra natal en el que viejos fantasmas del pasado guiarán misteriosamente a Emily en su búsqueda de la esencia de la felicidad.
Emily es hija de uno de los matrimonios más ricos e influyentes de Londres. La familia Watson se caracteriza por su regia moralidad, seriedad e incluso frialdad. Con mano de hierro han llevado la educación de su hija y esperan que esta cumpla con creces sus expectativas: Casarse con el hombre que han elegido para ella.
El patriarca es uno de los comerciantes más importantes de la época. A base de esfuerzo y frialdad ha conseguido ser uno de los mayores exportadores de seda natural y té. Una actividad que se lleva a cabo en Tokio. Tras elaborarse en empresas atestadas de mano de obra esclavizada la mercancía recorre la conocida y peligrosa Ruta de la Seda hasta cruzar el océano y venderse en Londres por ingentes cantidades de dinero.
Con este panorama Emily se enamora de Thomas un simple marinero a cargo de su padre. Cuando este se entera elabora una venganza para ambos: Thomas es enviado como esclavo a Constantinopla con el fin de servir de mano de obra en la Ruta de la Seda. Mientras en Londres Emily es informada de su muerte y obligada a casarse con Stewart Lamberte. De esta manera la familia Lamberte, famosa por el comercio de lana y los Watson no sólo tendrán a sus hijos casados si no unirán las dos empresas más importantes de las Islas Británicas.
Tras su matrimonio el personaje de Emily madura de golpe. Hasta ese momento su vida ha sido un camino de rosas pero la vida marital con un Stewart dedicado a la vida de depravación y juego de los suburbios descubre lo que es el dolor y la tristeza. Por si fuera poco cuando los rumores comienzan a recorrer la ciudad sobre las actividades de Stewart y la falta de un hijo en el matrimonio los padres de ambos deciden enviarlos a Tokio para que se hagan cargo de las empresas familiares.
La sonrisa de los cerezos en flor tiene los ingredientes típicos de las novelas "paisaje". Una pareja enamorada obligada a separarse. Un matrimonio forzado. Un viaje obligado de la protagonista a tierras extrañas. El intento de reencuentro a lo largo de los años.
Por este lado no he tenido ninguna sorpresa, la autora no arriesga salvo por la localización de la novela.
Transcurren algo más de veinte años a lo largo de la historia. Con Emily viviremos un camino lleno de calamidades y dolor, pero también la veremos florecer en Tokio. Es allí donde Emily madurará realmente, el lugar en el que luchará contra las injusticias y el miedo, contra la soledad y el dolor de todo lo que quedo atrás.
La documentación de la autora es maravillosa y es casi en lo único que no tengo queja. Nos presenta un Tokio con todo lujo de detalles. Las tradiciones, los rituales a la hora de enterrar a un ser querido, de acoger a alguien en su casa...Las leyendas de los Samurais y Dioses...
Pero todo no será bueno. La autora, a través de Emily - luchará contra la esclavitud en las empresas británicas allí afincadas en las que niñas y mujeres trabajaban de sol a sol e incluso morían dentro de la empresa sin derecho a nada. En la que comerciantes honrados eran chantajeados y amenazados por los Samurais que aún quedaban en la zona y en la que se nos retrata de forma clara la peligrosidad de la Ruta de la Seda, camino por el que las mercancías debían recorrer países tan peligrosos como Asía Central, Bagdag, Bujara...).
¿Qué me ha faltado? Para mí gusto la autora se recrea en detalles innecesarios alargando la narración. A la historia en general le falta chispa, más acción. Como digo los ingredientes y sobre todo la documentación son muy buenos pero le falta algo para que la historia atrape y enamore realmente.
En cuanto a los personajes son muchos y variados los que conoceremos a través de las casi quinientas páginas pero en realidad a casi ninguno llegaremos realmente a conocerlos. La autora parece pasar de puntillas sobre todos ellos salvo Emily, me ha faltado algo más de profundidad.
En definitiva La sonrisa de los cerezos en flor es una buena novela histórica en la que descubriremos costumbres y leyendas de una cultura sumamente interesante. Pero como novela sentimental le ha faltado más peso y acción.
Ed. B - Septiembre 2014 / 496Pág. / 19.00€
Pues tiene muy buena pinta, me lo apunto :D
ResponderEliminarHola! Las novelas históricas no son lo mío así que de momento lo dejaré pasar aunque no tiene mala pinta. Gracias por la reseña, besos!
ResponderEliminaraww este tipo de novelas me encantan! tienen un toque duro y especial <3
ResponderEliminarA pesar del pero que le pones es una novela que me atrae bastante, este tipo de libros me gustan mucho
ResponderEliminarBesos
Pues mira que la portada me gusta, pero no se... le falta algo....
ResponderEliminarLe había echado el ojo, la verdad, más que nada por la temática. Pero, en primer lugar, lo sentimental lo leo poco y si encima, no es del bueno, me lo pensaré
ResponderEliminarUn besote
Lo tengo en la lista, me llamó la atención por su portada, que me parece preciosa, y en especial por la sinopsis. Si además te ha convencido, me daré prisa para leerlo; gracias por la reseña.
ResponderEliminarBesos.
A pesar del pero que señalas, me llama bastante. Además, es un género que me suele gustar.
ResponderEliminarBesotes!!!!