17 de noviembre de 2014

La tentación de una caricia, Teresa Medeiros



Maximilian Burke, lord Dravenwood, siempre se ha comportado como un caballero perfecto y un hombre cabal, y se sentía orgulloso de ser la clase de prometido que toda madre querría para su hija. Pero cuando el canalla de su hermano le roba a la novia literalmente en el altar, Max decide que es más satisfactorio ser un juerguista que un gentilhombre. Obligado a huir de Londres después de un duelo, Max se refugia en Cadgwyck Manor, una mansión de su propiedad ubicada en la solitaria costa de Cornualles, un lugar tan salvaje y encabritado como su temperamento. Allí se encuentra con la hostilidad de los sirvientes, encabezados por su ama de llaves, la sensata e inflexible Anne Spencer, y también con el fantasma que, según la leyenda del lugar, acosa la derruida mansión. Pero, finalmente, no es Angelica, la Dama Blanca de Cadgwyck, quien empieza a poblar los febriles sueños de Max, sino la misma Anne, su mortal enemiga.

Serie: Hermanos Burke, 2º


¿No os ha pasado alguna ves qué leéis dos libros de una misma autora y parecen escrito por dos personas diferentes? Pues eso es lo que me ha ocurrido con Teresa Medeiros y su última serie, Los hermanos Burke.
Ayer os dejaba en el mix de reseñas la opinión sobre la primera novela. Entretenida pero falta de magia, chispa y conexión entre los protagonista. Me enfrente a la lectura de esta segunda historia sin ganas y con muy bajas expectativas y ha sido toda una sorpresa. 

Tras lo sucesos transcurridos en El placer de un beso Maximilian ha cambiado el rumbo de su vida. Ha abandonado su puesto al frente de las Indias Orientales y ha dejado de ser el hombre serio y responsable que todos conocen. 
Ahora ha decidido trasladarse a Cadgwyck Manor, una propiedad familiar abandonada y ruinosa en Caornualles. 
Max no tarda en darse cuenta que tiene mucho trabajo por delante. La casa se cae a cachos, los sirvientes no sirven para nada y encima tienen un fantasma: Angélica, la Dama Blanca. 

La historia puede parecer una locura y lo cierto es que lo es pero tiene muchísimo encanto. Me ha recordado irremediablemente a Maldición en el castillo de la misma autora. 
Los sirvientes, con Anne Spencer como cabecilla, se unen para hacerle la vida imposible a su nuevo amo y conseguir que se vaya de la propiedad. Casa sucia, chimeneas que explotan misteriosamente, comida mala, contestaciones, desobediencia...y sin embargo a Max poco o nada de eso le importa. 
Las situaciones se suceden una tras otra, escenas divertidas, diálogos cómicos y situaciones estremecedoras con una protagonista indiscutible: La dama blanca. 

La relación entre Max y Ann se sucede poco a poco. En un principio es una simple lucha de poder que va transformándose en mucho más. Anne carga sobre sus hombros con muchísimo remordimiento y pesar, lleva muchos años sola y la cercanía de Max comienza a despertar algo que creía muerto para siempre. 
Max por su parte tras la plantada en el altar por parte de su antigua novia se da cuenta que puede volver a sentir, que tiene una segunda oportunidad y no piensa desperdiciarla. 

Toda la historia transcurre dentro de la mansión así que los únicos secundarios son los sirvientes. Anne y los demás son como una gran familia que hará lo necesario para que no los separen. El mejor momento es cuando van entendiendo por fin que Max no es su enemigo. 

La tentación de una caricia nos devuelve a la Medeiros de Tuya para siempre o Maldición en el castillo. Esa autora que despliega toda su magia para construir una novela con un patrón sencillo pero con unos ingredientes maravillosos que la hacen inolvidable. Si queréis leer una novela que sea sencilla, divertida, tierna y con una historia de amor maravillosa que os hará palpitar el corazón no os perdáis esta última novela de Teresa Medeiros. 


20/10/2014  Titania        /        320Pág.        /        17€

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