Título: Luna Comanche, Comanche Moon.
Autora: Catherine Anderson.
Editorial: Terciopelo.
Fecha publicación: Junio 2010.
ISBN: 978-84-92617-49-4.
Serie: 1º- Comanche - Anderson.
Argumento:
Desde muy pequeño Cazador odiaba la historia que su sabia madre, corazón de búfalo, le cantaba. Una melodía que hablaba del día en que dejaría a su pueblo y caminaría lejos con una mujer, una tosi tivo, con cabellos color miel. Esa era la canción que marcaría su vida y de la que deseaba huir. La canción de su corazón.
Cazador creció y vivió como un comanche, se caso y plantó su semilla en el vientre de su mujer. Un comanche feliz era nuestro amigo, hasta el día en que los tosi tivo los atacaron y masacraron a los que más quería. Ese día "Cazador de lobos", se convirtió simplemente Cazador, y se consagro a realizar la guerra hasta el día de su muerte. Sus batallas y matanzas eran conocidas y temidas, ya fuera por los blancos como por los otros comanches.
Pasaron los años y siguió con su lucha, mientras la profecía temida de su madre se repetía en su mente, una y otra vez:
«Por el bien del pueblo comanche, deberás encontrar a la mujer de cabello del color de la miel, traerla a nosotros, y honrarla como nunca lo has hecho con otra»
Loretta Simpson no era una muchacha corriente. Una joven bella y de cabellos dorados, fuerte y trabajadora, que vivía con sus tíos y su prima Amy, después de la muerte de sus padres. Una muchacha corriente, y sin embargo muda. Su incapacidad de hablar no era derivada de su nacimiento, si no de un hecho traumático, el que marcó su vida. El brutal asesinato de sus padres por parte de un grupo de comanches.
Un comanche que odiaba sobre todas las cosas a los blancos, y una blanca que preferiría la muerte mil veces a mezclarse con uno de esos indios. Y de todas maneras, una pareja predestinada a marcar el futuro de una raza.
¿Podrán dos corazones llenos de odio encontrar su camino bajo una
luna comanche?
Crítica:
Llevo toda la tarde intentando hacer esta crítica y sin embargo no tengo palabras para describir la cantidad de emociones que me ha transmitido esta novela. Creedme son pocas las veces en que "algo" consigue dejarme callada.
Una novela que habla del odio, y como este sentimiento tan temido consigue evolucionar y con el tiempo convertirse en amor. Quizás ésta sea la frase más trillada que podría haber elegido, pero es que es así de simple.
Su argumento es sin duda, el más típico y cliché de la novela romántica, y de gran parte de las películas del oeste que la Televisión Canaria no deja de reponer. Una pareja que pese a su patente atracción sexual es separada por años de resentimiento, sus razas y por el odio. Es el toque personal de la autora, su forma de narrar y su conocimiento de la historia, el que aportará el toque original a esta novela, y la que la convertirá en algo único.
Catherine se vale de su ascendencia comanche, para introducirnos en este mundo desde los dos flancos. Es curioso ver cómo cambian las perspectivas desde el punto de vista blanco o indio. Pero como una matanza nunca es justificada, venga del bando que venga. Todos son culpables de sus actos.
La historia de amor es el eje central, como siempre en este género. No es una novela muy explícita, ni una novela romántica con demasiadas escenas sexuales, es más, son bastante pocas; pero son suplidas por conversaciones y escenas donde la tensión y contención lograran dejarnos sudorosas y desfallecidas.
Ha sido una historia que me ha hecho reflexionar, me ha divertido y emocionado, y que se ha labrado un lugar especial entre mis tesoros ocultos.
Se merece la máxima puntuación.
Ahora solo puedo cerrar los ojos muy fuerte y desear que el resto de las novelas que conforman esta maravillosa saga, sean publicadas con rapidez, o simplemente que lleguen a mis manos algún día.
1. Comanche Moon.
2. Comanche Hearth.
3. Indigo Blue.
4. Comanche Magic.
+ Dos titulos relacionados con la serie:
5. Cheyenne Amber.
6. Coming Up Roses.
Biografía:
Catherine Anderson vive en Oregón. Creció oyendo teclear a su madre en la vieja máquina de escribir y desde entonces se pregunta si la escritura está en su ADN o si se contagió del virus del novelista.
Empezó a escribir cuando era adolescente y nunca lo ha dejado. Para ella escribir es como respirar, no concibe su vida sin ello.
Luna Comanche se publicó en 1991 en la editorial New American Library con una pequeña tirada que muy pronto se vendió, y no ha vuelto a ver la luz hasta ahora gracias a las cartas de peticiones de sus lectores ante la imposibilidad de encontrar su primera obra.
Bea.
