21 de noviembre de 2015

Un bonsái en la Toscana, Isabel Keats

El científico Robert Gaddi está a punto de hacer un descubrimiento que supondrá un inmenso avance para la medicina; sin embargo, hay demasiados intereses en juego y mucha gente decidida a que sus investigaciones no vean la luz. La noche que destrozan su laboratorio tanto su jefe como su amigo del FBI, insisten en contratar los servicios de un guardaespaldas. La delicada Lian Zhao, experta en artes marciales, es la elegida para el puesto. A Robert no le hace ninguna gracia que lo obliguen a tener una niñera con pinta de adolescente, así que decide hacerle la vida imposible. A Lian no le importa que su progenitor sea un tipo amargado que descarga sobre ella todo su sarcásmo; está dispuesta a defenderlo hasta la muerte de cualquier amenaza. 

Octubre 2015, Esencia      /         304Pág.        /        14.90€


Creo que todos los lectores tenemos una lista interminable de libros pendientes y de autores a los que dar esa primera oportunidad. Isabel Keats ocupaba un lugar en una de mis listas, desde hace ya bastante tiempo. 
Con esta novela debo reconocer que he tenido sentimientos encontrados y ahora, recién terminada, aún no tengo claro que nota le daría.  Pero empecemos.

Robert Gaddi es un reputado investigador en el campo de la medicina. Recientemente ha avanzado mucho en una cura para el cáncer y ese, creen, es el motivo por el cual está siendo víctima de amenazas y lo más grave: una taque en su laboratorio. Tanto sus compañeros como su mejor amigo, miembro del FBI, creen que la vida de Robert está en peligro y por ello deciden ponerle un guardaespaldas. 

Sin duda Keats se apunta un tanto con el personaje femenino: Lian Zhao. Ella será la responsable de velar por la seguridad de Robert. La autora nos la describe como una mujer menuda, de apariencia frágil y sosegada pero lo cierto es que a la hora de enfrentarse al peligro Lian puede contra cualquiera. A medida que avanza la novela iremos conociendo retazos de lo que ha sido su vida. No conoce su procedencia, sólo que su infancia la pasó en un convento de monjes en China. En este lugar no sólo le salvaron la vida, también le enseñaron el noble arte del Kung Fu, lo que le ha valido para labrarse un futuro en la seguridad privada. 

Lian es todo un enigma y, para mí, es la protagonista indiscutible de la historia incluso dejando, en ocasiones, a Robert en un segundo plano. Se intuye su procedencia gracias a ese primer capítulo pero es una delicia descubrir a esa Lian tan sobria, tan alejada de los convencionalismos sociales y el materialismo. No cae irremediablemente ante los encantos de Robert, se mantiene fiel a todas las enseñanzas que le dieron sus maestros. 

En cuanto a Robert,  para mí gusto es el problema principal del libro. Se nos presenta a un hombre de éxito que ha tenido una infancia difícil y que acarrea problemas en una pierna tras un trágico accidente. Robert es un hombre atormentado, o eso dicen, que se dedica a ser borde, soez y provocador con Lian. De primeras no entiendo como una mujer puede ser así - no preocuparse lo más mínimo por su aspecto, su ropa y no caer rendida a sus pies - después comienza a interesarse mucho más por ella, en un plano puramente sexual. ¿Qué no me ha gustado de Robert? Pues esos repentinos cambios de humor de amor - odio en un segundo. Ese egocentrismo, burlas hirientes y sobre todo esa posesivididad tóxica y mal entendida de la que tantas veces me he quejado en las historias eróticas. No se como explicarlo para que se me entienda pero es una de esas veces en las que te quedas con la sensación que la protagonista se merecía a otra pareja. Robert no le llega ni a las zuelas a Lian.

Un bonsái en la Toscana parte de una premisa muy sencilla, pero en el fondo tiene varios matices bastante más complejos de lo que pudiera parecer a simple vista. Me ha gustado mucho el estilo de Keats: fresco, cercano y ligero, consigue que devores la novela sin apenas darte cuenta. Todo un acierto la mezcla de ingredientes: el amor, el misterio entorno a Lian y el peligro en torno a la profesión de Robert. Como digo, la única pega y lo que hace que la historia se haya desinflado totalmente: Robert. 

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