6 de octubre de 2015

Matar a un ruiseñor, Harper Lee

Jean Louise Finch evoca una época de su infancia en Alabama, cuando su padre, Atticus, decidió defender ante los tribunales a un hombre negro acusado de violar a una mujer blanca. Novela de iniciación, Matar a un ruiseñor muestra una comunidad, la del sur de Estados Unidos durante la década de 1930, dominada por los prejuicios raciales, la desconfianza hacia lo diferente, la rigidez de los vínculos familiares y vecinales, así como por un sistema judicial sin apenas garantías para la población de color. 
Julio 2015, B        /          416Pág.        /           12.00€


Con la reedición de Matar a un ruiseñor no me quedó de otra que dejar de poner excusas para comenzar mi periplo por los clásicos más importantes de la literatura. 

Scout - Jean Louise - será la encargada de narrarnos durante más de cuatrocientas páginas qué ocurre en el pueblo de  Maycomb, Alabama. 
La familia Finch no  es precisamente convencional. Atticus, un renombrado abogado de la ciudad, cuida con ahínco de sus dos hijos: Jem y Scout. Para el resto de la familia y sus vecinas Atticus debió buscar otra mujer tras la pérdida de la  madre de los niños. Todo niño debe criarse con un referente femenino y el comportamiento tanto de Jem como de Scout certifica la falta de este. 
Jem y Scout pasan prácticamente su día juntos. Son niños inquietos, traviesos y sobre todo independientes, algo que les ha inculcado su padre. Atticus también se ha preocupado de enseñarles a escribir, leer y comprender antes incluso de llegar a la escuela. 

El personaje de Scout es de lo más entrañable. Una niña despierta y sumamente inteligente que no entiende muy bien qué ocurre a su alrededor, sobre todo cuando comienzan los verdaderos problemas. 
En un primer momento la historia se centra en estos dos hermanos y sus fechorías, aunque detrás de tan entrañables escenas infantiles la autora nos va dejando entrever como es la vida en los años XX en Alabama. 

La relación entre blancos y negros es tensa y bastante distante. A los negros se les considera raza de segunda, se les permite servir a los blancos pero poco más. Ni uno ni otros se quieren mezclar. Es por ello que cuando un joven negro, Tom, es acusado de violar y maltratar a una muchacha blanca el pueblo se enciende. Más cuando es Atticus, uno de sus más valorados ciudadanos, el encargo de defender al hombre frente al tribunal. 

Prácticamente la primera parte se centra, como digo, en Jem y Scout. Estos junto a Dill, un muchacho que sólo pasa sus vacaciones en el pueblo, serán el foco central así como los protagonistas de momentos divertidos y entrañables. Los tres no cejaran su empeño en hacer salir de su casa a Bob Ridley, todas las leyendas y secretismo que rodea a esa casa los mantienen despiertos y alertas durante todo el verano. 
Los vecinos también serán parte importante de la trama. La señorita Maude con su amor incondicional a su jardín, la señora Dubose con su malhumor y su terrible historia...

Una de las cosas más interesantes son las diferencias entre los Finch y el resto del pueblo. Atticus ha enseñado a sus hijos a respetar a los negros, a no considerarse superiores y a confraternizar con ellos como con cualquier otra persona. Es así porque el único apoyo que ha tenido Atticus para cuidar a sus hijos durante muchos años ha sido Calpurnia, una empleada negra a la que considera una más de la familia. Es quizás por esto que tanto a Jem como a Scout se les hace tan difícil entender porqué el resto de Maycomb odia a los negros. 


"Recordad, es pecado matar a un ruiseñor"

La segunda parte de la novela es mucho más interesante y he de confesar que a partir de ahí fui incapaz de despegar mis ojos de sus páginas. Podemos ver mucho más de cerca el juicio contra Tom. Como Atticus intenta por todos los medios que el tribunal olvide que Tom es negro y se fije en las pruebas.  La defensa de Atticus le traerá consecuencias: la gente comenzará a  mirarlo con otros ojos y sobre todo comenzaran a molestar a los niños insultando a su padre. 

Es la parte del juicio y la condena sin duda la más dura de toda la historia. Es en ese momento cuando queda patente que Tom será juzgado culpable, lo sea o no, simplemente por ser negro. Y es que la justicia no lo es si no has tenido la "suerte" de nacer blanco en el siglo XX. 
Maravilloso el comportamiento tanto de Jem y Scout al estar al lado de su padre, de Tom y de toda la ciudadanía negra durante el juicio y los meses posteriores. Los dos hermanos demostraron tener mucha más decencia y sentido común que todo un pueblo, que todo un estado. 

La lectura de Matar a un ruiseñor ha sido una auténtica maravilla.  Que es un clásico de la literatura lo tiene bien merecido, es patente en todas y cada una de sus páginas. 
Matar a un ruiseñor es una novela sencilla en perspectiva pero que ahonda en uno de los conflictos más grandes del Siglo XX, las diferencias sociales por raza. Es una historia rezuma injusticia y sinsabores pero surge de todo ello, y de la mano de dos niños pequeños, la esperanza en el futuro, del cambio, de la justicia. Entrañable, cruda pero emotiva. Simplemente maravillosa. 

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