Novela: Las reglas de la pasión.
Autora: Johanna Lindsey.
Editorial:
B Grupo Zeta, Vergara.
Fecha de publicación: 18 Abril 2012.
ISBN: 97-84-15420-12-5
Género: Histórico.
Alana Farmer vive con su excéntrico tío en Londres, donde disfruta de unos privilegios y una educación dignos de una princesa. En vísperas de su presentación en sociedad, descubre un secreto acerca de sus orígenes. ¿De verdad es la princesa perdida de Lubinia? Alana se deja convencer por su tutor de regresar a su país natal y así poner fin a una revuelta, pero pronto se encuentra en un país montañoso y aislado.
La recién llegada está envuelta en sospechas e intriga, por lo que Christoph Becker, capitán de la guardia real, la arresta creyendo que puede tratarse de una astuta impostora. De pronto, mientras una abrasadora pasión estalla entre Alana y el hombre que la ha encerrado injustamente, el destino de una nación está en manos de estos y depende de los dictados de sus corazones.
Johanna, ¿Dónde estás Johanna?
Por qué ya no te encuentro entre las páginas de tus libros. Por qué, antes era
capaz de encontrar tu pluma inconfundible, y ahora pienso que cualquier autora
podría estar firmando novelas en tu nombre.
No es sólo que la novela me haya
decepcionado, es que sencillamente pueda ser calificada como una novelilla de segunda
de cualquier autora de romántica que conozca unos cuantos clichés. Es que me ha
aburrido, y defraudado.
Siempre empiezo las novelas de
Johanna Lindsey esperando encontrar la chispa que me atrajo como a una luciérnaga, y que me
cautivó tanto que me dejo arruinada para otros géneros. Desde el día que conocí
a los Malorys, comencé a ser una lectora de novela romántica, simple y
llanamente.
Independientemente de la afición
por las armas por parte de Alana, de resto, es como cualquier novela de
regencia, que se desarrolla en un entorno diferente a Londres. En este caso en
Lubinia. Los protagonistas están enfrentados por sus convicciones, captor y
prisionera, pero aunque se detesten, saltan llamas de fuego nada más verse…
¡Venga ya!..
Creo que me estoy volviendo un
poco cínica con los años, pero esta historia no se sostiene. Me metes en la cárcel,
y yo, aunque soy una mujer instruida y educada con mucha más libertad que el
resto de jóvenes de mi época y posición social, caigo rendida a tus pies y me
ruborizo cada dos por tres… (Puaj)
No hay más mucho más que
comentar, salvo el personaje de Mathew Farmer, alias Poppie, alias Rastibon, y
de verdadero nombre Leonard Kastner, es lo único salvable de la novela, por su
versatilidad, y capacidad de arrancarme alguna sonrisa.
Una novela completamente
prescindible, que no descubre nada nuevo, salvo quizás, que hay autoras que
están perdiendo fuelle, y que aunque me duela decirlo, deberían de guardar la
pluma de una vez en un cajón.